Plácido. Unos 45 años. Hombre robusto, fuerte, dientes de oro y lleva un sombrero ranchero. Ya se iban, él, sus 5 hijos y su esposa, pero se han quedado por curiosidad a ver como salen las crepas. La mujer se queda en el coche y nunca se acerca a nosotras. Plácido al que le brillaban los ojos, con tremenda humildad nos contó una historia extremecedora.
Cuando yo era pequeño cuidaba de los animales, y sufría mucho en el campo porque tenía frío y llegaba tarde a casa lloviendo. Criaba chivas, vacas, caballos y cortaba leña. Desde los 6 años tenía sed y hambre. Lo que comía era miel de Maguei, atole de maíz y madroño. Y asi fue hasta los 20 años.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario